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Jaime cae inconsciente tras su fuerte encuentro con Jesús, y Marta lo encuentra en mitad de la noche, desorientado y bajo una terrible tormenta. Poco a poco, el médico reacciona ante el miedo de su esposa. Este incidente lleva a Marta a tomar una decisión: con o sin la aprobación de Jaime, deberán revelarle a todos la enfermedad que él padece.
Mientras tanto, la situación entre Begoña y Jesús es cada vez más tensa. No solo su matrimonio está roto, sino que ahora se han declarado la guerra. Especialmente después de que Jesús se niega a que Begoña lo acompañe a Palencia. Sin embargo, en medio de su contienda, descubren que Julia ha desaparecido.
Marta y Jaime reúnen a toda la familia para darles la terrible noticia que los deja a todos sin palabras, incluso a Jesús. Pero la desaparición de Julia les da un respiro momentáneo, ya que la compasión de todos se centra en la niña.
Cuando la noticia de la desaparición ya es de dominio público, Isidro muestra su pesar ante Fina, quien cambia completamente su actitud hacia Marta al comprender la gravedad de la situación. Más tarde, Fina y Marta coinciden en que Jaime debe ir a Barcelona con ellas, y el médico, emocionado, acepta.
Digna también se encuentra en paradero desconocido. Ha dejado su trabajo en casa de los de la Reina y se ha tomado la mañana libre para buscar a Mario Garcés. Joaquín y Luis especulan sobre dónde podría estar su madre hasta que Gema los saca de dudas. Sin embargo, cuando Luis la encuentra, ya es demasiado tarde. Digna ha obtenido una información crucial para completar el puzle sobre su matrimonio fallido con Gervasio, concluyendo que su difunto esposo tenía una relación con Mario.
La familia de los De la Reina moviliza a todo el mundo, incluidos los trabajadores, para buscar a Julia. Begoña se une a las batidas, en contra de la opinión de María, quien sigue pensando que está loca. Damián está desesperado por no encontrar a la niña. Andrés le recuerda que, una vez más, todo es culpa de Jesús, y tienen una conversación reveladora sobre los problemas mentales de su hermano.
Finalmente, Julia aparece en un lugar inesperado, revelando los verdaderos motivos de su huida: el atroz miedo a su padre y el temor a ser abandonada por Begoña, quien parece dispuesta a huir. La pequeña encuentra apoyo en Digna, pero su traslado al internado parece inevitable. Ante la situación, Julia le hace prometer algo a Begoña: que no huirá de la mansión en su ausencia, algo que, según ella, acabará condenándola.
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