Capítulo 134 de Sueños de libertad; 2 de septiembre: Damián acepta de nuevo a Mateo en la colonia, mientras Isabel descubre el proyecto de los Merino
El patriarca ha traído de vuelta al joven cura con una seria condición, a la vez que la secretaría arruinará todo el proyecto de los hermanos.
Mateo ha sido despedido de la colonia tras las graves acusaciones en su contra, pero Damián, tras reflexionar, ha decidido darle una nueva oportunidad. Sin embargo, la reconciliación tiene una condición clara: Mateo no debe acercarse nunca más a Claudia. La pregunta que surge es si el joven será capaz de cumplir esta difícil promesa, ya que sus sentimientos hacia Claudia complican la situación.
Mientras tanto, Isabel continúa sus intrigas contra los Merino. Aprovechando su cercanía con Gema, Isabel ha logrado obtener información crucial. En su búsqueda entre los documentos de Luz, ha descubierto los planes de construcción de un balneario. Ahora, la secretaria se encuentra en una encrucijada: ¿se lo contará a Jesús? Su próxima jugada es incierta, pero sus intenciones no parecen ser nada buenas.
Por otro lado, Fina, después de ser descubierta con Marta, decide confesar a su padre Isidro la verdad sobre su relación amorosa. Isidro, consternado por las fotografías comprometedoras que podrían perjudicar a su hija, decide tomar cartas en el asunto. Tras una conversación seria con Damián, se pregunta si logrará mantener las fotos ocultas y proteger a Fina de las posibles consecuencias legales y sociales.
Mientras tanto, Jesús sigue adelante con su plan macabro para mantener a Begoña bajo su control. Continúa drogándola a través de infusiones, aprovechando su vulnerabilidad. A pesar de ser consciente de lo que le está sucediendo, Begoña sigue cayendo en las alucinaciones provocadas por las drogas, lo que la mantiene atrapada en una pesadilla constante. La situación es cada vez más desesperante para ella.
Finalmente, en medio de todo este caos, Begoña y Andrés encuentran un momento para dejarse llevar por sus sentimientos antes de que ella emprenda su huida a Londres. Aunque su amor es fuerte, la realidad es cruda: Begoña debe abandonar la familia para salvarse. Se despiden con la incertidumbre de si este será su último adiós, sabiendo que el futuro es incierto y peligroso.