Isabel llegó al despacho de Don Jesús con los informes de contabilidad del mes anterior, y aunque su jornada laboral aún no había terminado, le mencionó que había trabajado horas extras para completar el dossier sobre el mercado norteamericano. Sin embargo, Don Jesús le informó con desdén que el proyecto había sido descartado porque su hermana Marta había convencido a Andrés y a Luis de que era una mala idea. Isabel, perspicaz, comentó que había notado cierta tensión entre Don Jesús y Marta esa misma mañana, y él no tardó en confirmar sus sospechas: Marta estaba intentando desafiar su liderazgo en la empresa.
Mientras la conversación avanzaba, Isabel, con una mezcla de cautela y astucia, insinuó que todo sería mucho más fácil para Don Jesús si él lograra neutralizar a Marta. A medida que la charla se volvía más confidencial, Isabel reveló que había descubierto un secreto impactante sobre la vida personal de Marta, un secreto que, si se divulgara, podría debilitarla considerablemente. Isabel afirmó haber visto a Marta en una situación comprometedora con una mujer llamada Fina, la hija de Isidro, lo cual sugería que Marta mantenía una relación amorosa con ella.
Al principio, Don Jesús reaccionó con incredulidad, negando rotundamente la posibilidad de que su hermana, una mujer tan respetada y tradicional, pudiera estar involucrada en tal relación. Pero Isabel, segura de lo que había presenciado, insistió en la veracidad de su descubrimiento. Don Jesús, aunque visiblemente alterado, intentó restar importancia al asunto, diciendo que Marta no era “ese tipo de persona”. Sin embargo, las palabras de Isabel ya habían plantado una semilla de duda en su mente.
Finalmente, Isabel se despidió, dejando a Don Jesús sumido en sus pensamientos, mientras la sombra del escándalo comenzaba a cernirse sobre la familia. Con el conocimiento de este secreto, Don Jesús ahora tenía en sus manos una poderosa herramienta que podría cambiar el equilibrio de poder en las Perfumerías de la Reina, siempre y cuando decidiera utilizarla.
